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¡Es muy complicado! ¡Está muy lejos! Son quizás las excusas más comunes para decir que todavía no tenemos la fuerza de voluntad para hacer eso que sabemos que debemos hacer.

Parashant Nitzavim indefectiblemente cada año se lee el Shabbat anterior a Rosh Hashaná. Y es aquí donde encontramos un hermoso versículo que nos dice: “Por cuanto la Mitzvá que yo te ordeno hoy, no es complicada ni se encuentra lejos de ti” (Deut. 30:11). Sin embargo ¿De qué Mitzvá se trata? El Keli Yakar (Shlomo Efraim ben Aaron Luntschitz, 1550-1619, Praga) nos dice que hay dos interpretacoines posibles.

 

  • La Mitzvá se refiere al cumplimiento de la Torá en general (como explican Rabeinu Bejaié, HaKtav veHaKabalá, entre otros). Es decir que la Torá, entendiendo todos los mandamientos y enseñanzas como interconectadas cual si fueran una sola gran Mitzvá, no es complicada de ser cumplida o se encuentra lejana a nuestra realidad, sino que es accesible.
  • La Mitzvá se refiere al mandamiento particular de la Teshuvá (arrepentimiento). Esto se desprende del contexto del resto de los versículos y también es la interpretaciones de varios éxegetas (Ramban y Seforno, entre otros). Es decir, la posibilidad de corregir nuestros caminos, enmendar nuestros errores, perdonar y ser perdonado no es algo demasiado complicado ni que se encuentra lejos de nuestras posibilidades.

 

Quisiera sugerir que hay una tercera interpretación posible, que en realidad es la únion de las dos lecturas tradicionales de este versículo, que la Teshuvá es la Mitzvá de la Torá, que cada enseñanza, relato, mandamiento o costumbre del pueblo de Israel es un camino para la Teshuvá y el Tikun, para volver a nosotros mismos y para la reparación de nosotros, de nuestra sociedad, de nuestro mundo y de nuestro vinculo con D-s. Toda la Torá es la gran Mitzvá de la Tesuhvá.

Continúa la Torá diciéndonos: “[Este mandamiento] no se encuentra en los cielos para que digas ¿Quién subirá de entre nosotros a los cielos y nos la traerá?… Y no se encuentra del otro lado del mar para que digas ¿Quién de entre nosotros podrá cruzar el mar para traerla?” (Deut. 13:12-13). En estos tiempos previos a los Iamim Noraim no creamos que es imposible volver en Teshuvá, enmendar viejas heridas, nada está demasiado lejos ni es tan complicado si tenemos la intención, el corazón abierto y la Torá con nosotros. ¿Por qué? Porque así nos lo dice la propia Torá “Por cuanto este asunto esta muy cerca de ti. En tu boca y en tu corazón para hacerlo” (Ibíd. 14). Para la Teshuvá no necesitamos nada más allá de un corazón sensible y abierto, y una boca para poder pedir perdón y para perdonar (ver. Jobot HaLevavot, int. #37). Tan solo un corazón valiente para aceptar que nos equivocamos y una boca con coraje para confesarlo.

Toda la Torá es un camino hacia la Teshuvá y ese camino está a nuestro alcance, está en nosotros mismos, en nuestros corazones y en nuestras bocas. Solo se necesita coraje, por eso al conlcuir el Salmo de esta temporada decimos “Esfuérzate, y aliéntese tu corazón (Jazak veIametz Libejá)” (Sal. 27:14).

 

Shabbat Shalom veShaná Tová,

Rab. Uri – Judaica Norte

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