Al comienzo de Parashat Tzav se nos dice que el sacrificio conocido como Olá debía ser colocado en el Mokdá (en el fuego) del altar durante toda la noche hasta la mañana (Lev. 6.2) para que el mismo sea consumido íntegramente. La palabra Mokdá tiene dos características particulares. En primer lugar es un Hapax Legomenon, es decir una palabra que aparece una sola vez en todo el Tanaj (Biblia Hebrea). Esto dificulta su traducción ya que no tenemos otro punto de comparación. Sin embargo la mayoría de las traducciones comprenden que hace referencia a la parte central del altar donde el fuego ardía más intensamente. En segundo lugar, y más interesante aún, en los textos masoreticos la Mem de Mokdá se escribe de forma más pequeña (Zeirá) que el resto de las letras de aquella palabra (excepto en los Sifrei Torá de los judíos yemenitas que la Mem se escribe igual que el resto de las letras).
Y por qué entonces la Mem es más pequeña? Frente a esta pregunta el Kotzker Rebbe respondió que en realidad la Torá está haciendo referencia al fuego del entusiasmo, de la pasión. Qué quiere decir el Kotzker Rebbe que acaso hay que intentar disminuir la pasión y el entusiasmo del estudio de la Torá o el cumplimiento de las Mitzvot? ¿Acaso debemos achicar nuestro entusiasmo frente a los proyectos que emprendemos? ¿Acaso la Mem no debería ser Rabati, más grande que el resto de las letras de su palabra, para indicarnos que siempre debemos aumentar nuestro entusiasmo?
El Kotzker Rebbe, con su habitual inteligencia y perspicacia, responde que no. Que la inspiración, el entusiasmo y la pasión primigenia están sobrevalorados. No importa cuanta inspiración y entusiasmo uno sienta por una idea, un proyecto o una Mitzvá sino más bien cuánto uno puede traducir de ese fuego de la pasión en tareas concretas y realizadas. Nuestro fuego interior puede arder con mucha intensidad pero luego ¿qué hacemos con esa pasión? ¿cuánto de ese fuego lo plasmamos en hechos concretos? Y más aún ¿Qué sucede cuando ese primer fuego comienza a flaquear? ¿Cuando ese entusiasmo comienza a menguar? Por eso para la tradición judía más que el fuego de la pasión la virtud más importante es la templanza de la constancia. La tarea diaria simbolizada en los antiguos Cohanim (sacerdotes) que cada día se levantaban para limpiar las cenizas del altar, echar leños sobre el altar y repetir metódicamente cada uno de sus sacrificios.
El Kotzker Rebbe nos enseña a disminuir el lugar que le damos a la pasión ya que ese primer chispazo de fuego puede llegar a quemarnos, a achicar esa Mem de Mokdá (fuego) para ponderar más la virtud de la entrega cotidiana, el esfuerzo constante y las tareas pequeñas que marcan la diferencia a lo largo del tiempo.
Shabat Shalom
Rab. Uri