Yosef es el gran protagonista de nuestra Parashá. Es llamado por sus hermanos “Baal HaJalomot” (el señor de los sueños). Está es su característica principal. La vida de Yosef está entrelazada con los sueños, propios y ajenos.
Al comienzo de Parashat Vayeshev se nos recuentan dos sueños de Yosef que él le cuenta a sus hermanos. En estos sueños él sueña que sus hermanos (y luego incluso sus padres) se postrarán frente a él y lo servirán. Él está en el centro y todos los demás le rinden culto cual si fuera un rey. Estos sueños lo llevan a la desgracia. Su soberbia e inmadurez al relatar su sueño que lo ponía por sobre sus hermanos hace que lo odien aún más y esto lo termina llevando a su ruina. Por causas de estos sueños es arrojado a un pozo y luego vendido como esclavo a la casa de un ministro del faraón de Egipto. Sus propios sueños lo llevan a su punto más bajo.
Hacia el final de nuestra Parashá, sin embargo, será la interpretación de los sueños de dos ministros del Faraón lo que comenzará a llevar a Yosef nuevamente a la cima de Egipto. En está oportunidad en la cárcel logra interpretar de forma positiva los sueños de dos ministros que estaban en prisión junto a él. Uno de ellos cuando salga le contará al Faraón sobre aquel joven hebreo que sabe interpretar los sueños y será el Faraón quien lo convoque para interpretar el famoso sueño de las siete vacas gordas y siete vacas flacas. Es entonces también la interpretación de los sueños de otros lo que propulsará a Yosef a ascender hasta casi lo máximo que podría aspirar dentro de la jerarquía egipcia.
Sus sueños lo llevan a la ruina pero es a través de su capacidad de interpretar los sueños de otros que lo llevan a la gloria. ¿Por qué? Para regalarnos una importante lección a todos nosotros: cuando usamos nuestras capacidades para ponernos por encima de los demás esto nos llevará tarde o temprano a la ruina, nos terminará destruyendo. Sin embargo cuando usamos nuestras capacidades para ayudar a los otros, para “hacer realidad sus sueños” entonces eso nos hará ascender a nosotros también.
Que en la vida podamos siempre usar nuestros dones no para usufructo personal sino para poder potenciar a nuestros semejantes y a través de los mismos D-s nos concederá a nosotros también bendición.
Shabbat Shalom,
Rab. Uri