Parashat Shoftim nos enseña sobre el sistema político que los israelitas debían establecer luego de la conquista de la Tierra de Israel. Cómo debía funcionar por un lado la “monarquía constitucional” (entendiendo que el rey estaba supeditado a la Ley de la Torá) y por otro lado cómo debía funcionar el sistema judicial con cortes de justicia que se debían establecer en cada ciudad para dirimir los conflictos. En este contexto la Torá nos dice: “Y deberás ir con los sacerdotes, los levitas, y al juez que estará en aquellos días” (Deut. 17:9).
En un sentido “literal” la Torá sólo nos dice que debemos ir a consultar a los jueces pero nuestros Maestros se detienen en los detalles y se preguntan “¿A alguien se le ocurriría pensar que alguien iría a ver a un juez que no está en sus días?” (b. Sanedrín 25b) ¡No podemos viajar en el tiempo! ¡Claro que tenemos que ir a ver a los jueces que nos son contemporáneos! Entonces ¿Qué nos viene enseñar la Torá con esta aparente obviedad de “aquellos días”? “Ein Lejá Ela Shofet SheBeDorejá – No tienes un juez sino el de tu generación” (ibid).
¡No caigamos en idolatrar los tiempos pasados! ¡Nunca digas que todo pasado fue mejor (ver. Ecl. 7:10)! Valora tu presente, ya que lo único que tienes es el aquí y el ahora. Esto es lo que nos enseña la Torá con esta aparente obviedad. El Talmud nos enseña que una tendencia natural es anquilosar el presente quejándonos por la falta de grandes líderes y sabios (¡como en el pasado!), es decir que la música era la de antes, que el deporte era el de antes, que los políticos eran los de antes… de nada sirve vivir la vida de aquella forma. Ya no le podemos consultar nuestras preguntas de Torá a los gigantes del pasado, no podemos saber que opina Moshé sobre Internet, Rabí Akiva sobre la vacunación o Maimonides sobre el calentamiento global… solo tenemos los jueces “de nuestros días”. Y al respecto, concluye el Talmud, el juez de nuestra generación es como Moshé en su generación. Ambos tienen el mismo valor.
“Dor Dor veDorshav, cada generación con sus intérpretes”, el judaísmo es la apuesta constante a valorar el presente sin desestimar el pasado y sin desesperarnos por el futuro. Las preguntas de hoy deben contestarlas los hombres y las mujeres de hoy. Cada generación con sus sabios, cada generación con sus líderes, cada generación valorando el único momento que le toca vivir. No todo pasado fue (necesariamente) mejor, no todo futuro será (necesariamente) mejor; dejemos de vivir en tiempos que no nos pertenecen y que solo son excusas para escapar de nuestra única realidad: el presente.
Shabat Shalom,
Rab. Uri