D-s le dice a Moshé que pronto morirá. Moshé no se queja ni pide nada para él sino que se preocupa por su pueblo. Le pide a D-s que escoja un nuevo líder para que el pueblo no se quede “como un rebaño sin su pastor”. Sin embargo para hacerlo utiliza una expresión extraña para referirse a D-s: “Hashem Dios del espíritu de todo ser humano” (Núm. 27:16). Muchos son los exegetas que se detienen en esta forma poco convencional y muy grandilocuente de referirse a D-s. La más conocida de todas es la que cita Rashí diciendo que D-s sabe que no hay dos seres humanos iguales por lo cual debe escoger un líder que pueda soportar las características diferentes de cada quien (ver. Yilkut Shimoni, Torá 776). Porque D-s es “HaBojen Levavot” (quien escudriña el corazón de las personas, Shadal ad. loc.), Moshé le pide un líder que tenga esta característica, que pueda entender a cada quien en su singularidad. El Jatam Sofer comenta al respecto y eleva la apuesta, el líder no debe sólo tolerar a cada quien en su particularidad sino que debe “guiar a cada uno por su propio camino”.
La gran pregunta entonces es ¿cómo lograrlo? ¿cómo lograr comprender a nuestros seguidores y guiarlos por su camino? El Or HaJaim lo compara con una enseñanza del Talmud en la cual se sugiere que cuando uno va a visitar a un amigo enfermo logra quitarle 1/60 de su dolor (b. Nedarim 39b) pero esto sucede solo cuando quien lo visita tiene la misma edad. En su lectura esto sucede ya que ambos están “en sintonía”, conectados. En este sentido la grandeza de Moshé era lograr colocarse en la “sintonía” de cada uno de los 600.000 Israelitas. No solo escuchaba la voluntad de D-s, ni sus propias pretensiones como líder sino que escuchaba el corazón y los deseos de cada uno de los integrantes del pueblo. Al tomarse el tiempo de escucharlos comprendía entonces sus motivaciones, sus búsquedas y sus necesidades, y así podía entonces acompañarlo como líder a cada quien por su camino.
No somos D-s ni tampoco Moshé pero estamos invitados a imitarlos. A comprender que como líderes, cada uno desde su lugar, necesita tener un corazón (y una mente amplia) para comprender las particularidades de cada quien, no buscando hacer de todos una masa sin forma sino convirtiéndonos en líderes de personas únicas y diferentes. Mientras más abramos nuestros corazones y nuestras mentes mejor podremos acompañar a quienes eligen seguirnos.
Shabat Shalom,
Rab. Uri