Yosef sueña. Sueña que las estrellas, el sol y la luna, metafóricamente sus hermanos y sus padres, se prosternarán ante él. Sus hermanos se enojan. Se enfurecen con lo que ellos aprecian como soberbia, con aquel hermano que se cree superior a ellos. Lo odian tanto que no le pueden hablar en paz. Su padre, Yaakov, reacciona de forma diferente al escuchar el sueño. Él también se enoja en primera instancia, pero luego dice la Torá que él “Shamar et HaDavar – Guardó aquel asunto” (Gén. 37:18) ¿Qué significa que “lo guardó”? Según el Midrash Yaakov guardó literalmente aquel episodio “sacó una pluma y escribió que día, a que hora y en qué lugar” pronunció su hijo tales palabras. Y en ese momento Dios le dijo: “Guarda estas palabras, que en un futuro habrán de acontecer”. (Ber. Rabá 84)
Cuando escuchamos una idea o algo que nos disgusta tenemos dos formas de reaccionar: como los hermanos de Yosef o como Yaakov. Y más aún cuando escuchamos algo de alguien que de por sí nos disgusta de antemano. Podemos bloquearnos y enojarnos inmediatamente con la persona que esta hablando, podemos considerarlo ignorante o creído, y entonces comenzamos a guardar rencor y odio en nuestros corazones. O bien podemos reaccionar como Yaakov, sopesar las palabras, meditar en ellas, evaluarlas y aunque nos duelan, si descubrimos en ellas algo de verdad, guardarlas en nuestros corazones y en nuestras mentes. Aunque nos molesten o nos disgusten darle por lo menos el beneficio de la duda. Y como decía Maimonides: “aceptar la verdad sin importar de quien venga”.
Que podamos aprender a escuchar y también a responder.
Shabbat Shalom,
Rab. Uri
