אַתֶּם נִצָּבִים הַיּוֹם כֻּלְּכֶם לִפְנֵי יְהוָה אֱלֹהֵיכֶם רָאשֵׁיכֶם שִׁבְטֵיכֶם זִקְנֵיכֶם וְשֹׁטְרֵיכֶם כֹּל אִישׁ יִשְׂרָאֵל׃ טַפְּכֶם נְשֵׁיכֶם וְגֵרְךָ אֲשֶׁר בְּקֶרֶב מַחֲנֶיךָ עֵצֶיךָ עַד שֹׁאֵב מֵימֶיךָ׃
«Todos ustedes están erguidos hoy frente a Adonai, su Dios. Las cabezas de sus tribus, sus ancianos, sus alguaciles; todos los hombres de Israel. Sus hijos, sus mujeres, sus extranjeros que moran en vuestro campamento; desde los leñadores hasta los recolectores de agua” (Deut. 29:9-10)
Esta es la potente descripción con la cual se inicia la Parashá de nuestra semana. Y los comentaristas profundizan más en este episodio medular de la historia de nuestro pueblo.
¿Cuándo sucedió esta gran asamblea? En el último día de la vida de Moshé, comenta Rashí.
¿Dónde estaban ubicados? Alrededor del Arca del Pacto, sugiere Ibn Ezrá.
¿Quiénes estaban? “Desde el líder de los leñadores hasta el más humilde de los recolectores de agua”, afirma Seforno. Todos, absolutamente todos se encontraban allí. La renovación del pacto es con todos, sin distinción de clases sociales ni de sabiduría.
¿Y por qué debían estar todos? “Para enseñarnos que cada uno es responsable por el otro” en el cumplimiento del pacto enfatiza el Or HaJaim tal como establece el Talmud: “Todo aquel que tiene la posibilidad de protestar [por la transgresión de otra persona] en el mundo y no lo hace es castigado [conjuntamente con el trasgresor]” (b. Shabbat 54b). Estar todos en el pacto simboliza que todos somos responsables de la construcción del proyecto en común y de nuestro prójimo.
¿Y qué estaban haciendo en aquel momento? Estaban rezando nos dice el Rebbe Najman de Braslav ya que según el Talmud (Brajot 6a): “Estar de pie (Amidá) no significa otra cosa que estar rezando (Tefilá)”. (Likutei Moharan 44:5). Estaban todos juntos escuchando a Moshé dirigiendo sus últimas palabras luego de guiarlos durante cuarenta años y renovando el pacto que había hecho con sus padres tiempo atrás en el Monte Sinaí. Todos escuchaban sus palabras mientras rezaban como en unos días más haremos todos en Rosh Hashaná.
Parashat Nitzavim siempre es leída el último Shabbat antes de Rosh Hashaná. ¿Por qué? Para emular su ejemplo. Para comprender como debemos prepararnos para recibir un año nuevo y el Iom HaDin (el día del juicio). En unos días más todos estaremos juntos como estuvieron nuestros antepasados renovando el pacto. El pacto con Dios, el pacto con nuestro judaísmo y el pacto con nuestra comunidad. Y como en aquel entonces debemos estar todos juntos. Todos sin distinción de edad, de conocimientos, de poder adquisitivo, de oficios. Moshé entendió que no podía construir comunidad si todos los que son parte de la sociedad no encuentran su lugar. En el preámbulo de nuestra constitución Argentina se dice “nos los representantes…” sin embargo en la constitución de nuestro pueblo judío no hay representantes. Allí estamos todos, no delegamos funciones sino que todos somos responsables.
Y en una semana aquí nos encontraremos todos. Estaremos parados, rezando, alrededor del Heijal simbólico recuerdo del Arca del Pacto que acompañó a nuestros antepasados en el desierto. Estaremos juntos rezando en plural siendo responsables “los unos por los otros” por los errores conscientes o inconscientes que cometimos. Rezaremos en plural no pidiendo egoístamente solo por nosotros sino en plural pidiendo a Dios Shmá Koleinu-Que escuche nuestras voces. Estaremos cantando al unísono. Si alguien falta no estaremos completos. Si hay un sitial vacío esa ausencia se sentirá.
Y un detalle más. La Torá afirma unos versículos después: “No solo con ustedes estoy concretando este pacto… también con quien no está aquí hoy” (Deut. 29:13-14) ¿A quién estaba haciendo referencia? ¿Quiénes eran los que no estaban ahí? La mayoría de los comentaristas tradicionales sugieren que están haciendo referencia a las “generaciones futuras”. El pacto no es solo con los presentes sino también con nuestra descendencia. Sin embargo Shadal sugiere una lectura más simple “con aquellos que por alguna razón, por estar enfermos quizás, no pudieron trasladarse físicamente aquel día”. Y en estos tiempos esta lectura cobra una renovada vigencia cuando no todos nos encontraremos físicamente aquí en las paredes de nuestra sinagoga para estos Iamim Noraim; sin embargo aún a la distancia con quienes están “aquí y quienes no están aquí” renovaremos juntos el pacto e iniciaremos juntos un año nuevo ya que si algo hemos aprendido es que podemos estar juntos aún a la distancia.
Que este 5780 que pronto comienza nos llene de bendiciones y nos encuentre juntos, erguidos y con la frente en alto. Acompañandonos. Siendo y haciendo comunidad.
Shabbat Shalom y Shaná Tová,
Rab. Uri