¿Es mejor ser la cabeza o la cola? Hay un dicho popular en español, atribuido al mismísimo Julio Cesar, que reza: “Más vale ser cabeza de ratón que cola de león”. Este dicho asume que es mejor ser el primero en un proyecto pequeño que ocupar un lugar secundario en una empresa de gran envergadura. Frente a este dicho encontramos una frase de Rabí Yannai en Pirkei avot que dice así:“Se la cola de los leones más no seas la cabeza de los zorros” (4:15). Al parecer nuestro Sabio está proponiendo exactamente lo contrario. El Tiferet Israel lo interpreta de la siguiente forma: “Es mejor para ti conectarte con los honorables incluso para ser humilde entre ellos que relacionarte con los humildes y ser honorable entre ellos.”
Qué preferimos ¿ser los más sabios en un grupo de ignorantes o los más ignorantes en un grupo de sabios? ¿ser líderes de mediocres o seguidores de grandes maestros? ¿Estar a la cabeza de un proyecto pequeño o ser el último eslabón en una estructura enorme? Hay quienes elegirán ser “la cabeza de ratón” siendo uno el que piensa, el que decide, sintiéndose uno mismo importante; “ser alguien en un ambiente chico que un número más en algo más grande”. Frente a esta elección otros dirán que prefieren ser “la cola del león”, en un espacio donde te permite proyectar, crecer y tener una sana ambición. En una sociedad donde prima el ego y el discurso del éxito seguramente muchos escojan el refrán español. En una cultura donde se privilegia el crecimiento personal, espiritual e intelectual, seguramente muchos sigan el dictamen de Rabí Yanai.
Entonces para nuestra Torá ¿es mejor ser la cabeza o la cola? En nuestra Parashá podemos encontrar una potencial respuesta en una de las berajot que D-s le promete al pueblo de Israel: “Y D-s te pondrá en la cabeza y no en la cola” (Deut. 28:13). Estar a la cabeza sin duda es una bendición para nuestra tradición también. Y en esta tensión nos encontramos entre ser cabezas y ser colas. Hay una gran bendición en poder estar al frente, a la vanguardia, en un lugar de poder y de decisión, en ser nosotros mismos los líderes de nuestros sueños y proyectos. Sin embargo, también hay una inmensa sabiduría en aprender también a ser la cola. En ser humildes para aprender de quienes más saben. En preferir un segundo plano en un lugar que nos permita crecer que un primer plano donde solo alimentamos nuestro ego. El desafío es aprender a ser colas para luego poder llegar a tener la bendición de ser cabezas.
Y para terminar. Cada Rosh Hashaná es costumbre colocar una cabeza de pescado en nuestras mesas como un Siman, como un augurio, para que este año nos encuentre en la cabeza de cada uno de nuestros sueños. Que este año podamos juntos decir: “Shenié LeRosh veLo lezanav – Que seamos la cabeza y no la cola” (Shuljan Aruj, OJ 583:2). Que aprendamos a ser la cola para poder crecer pero que tengamos el mérito y la bendición de llegar a ser la cabeza de cada uno de nuestros proyectos.
Shabbat Shalom,
Rab. Uri