Parashat Ki Tetze es la porción semanal con más Mitzvot de toda la Torá. 74 de los 613 mandamientos aparecen en nuestra Parashá de la semana. Uno de esos mandamientos es el siguiente: “Si vieres extraviado el buey de tu hermano, o su cordero, no te harás el desentendido; lo devolverás a tu hermano” (Deut. 22:1). Según la Torá tenemos la obligación de devolver cualquier objeto que encontramos extraviado. Si sabemos de quién es debemos ir (no esperar a que venga) y devolverlo. Si no sabemos de quién es debemos esperar y cuidarlo hasta que el dueño lo reclame.
Sin embargo el mandamiento central, creo yo, de este versículo no es “devolver lo extraviado”, sino las palabras que lo anteceden, “no te harás el desentendido”. En hebreo VeHitalamtá. Rashí explica el significado de este verbo como: “Como si cerraramos los ojos haciendo como que no vemos”. ¿Cuántas veces en la vida “hicimos la vista gorda” frente a una injusticia? ¿Cuántas veces en la vida nos “hicimos los distraídos” frente al dolor ajeno? ¿Cuántas veces en la vida “cerramos los ojos” (literal o metafóricamente) para evitar involucrarnos?
El Talmud (Baba Metzia 30a) dice que hay veces que uno podría excusarse y no involucrarse, desentenderse, por pensarse que su lugar en la sociedad, que su honor, que sus tiempos o responsabilidades le impiden actuar y por eso uno “cierra los ojos” para no involucrarse. Sin embargo el Torat Temimá nos dice al respecto: “Y no te tomes para ti a la ligera la cuestión creyendo que tu situación, tu tiempo o tu honor te permiten desentenderte”. No, nos dice la Torá. No podemos ni debemos hacernos los desentendidos. No podemos ni debemos poner excusas. Cuando vemos (escuchamos o sabemos) que alguien esta sufriendo, que alguna injusticia se esta cometiendo no podemos excusarnos en la cultura del “no te metas”. La Torá nos llama a involucrarnos, nos llama a comprometernos.