Dos estudiantes jasídicos de la dinastía de Ger se encontraban bailando euforicamente durante Simjat Torá. Su maestro, y fundador de la dinastía, el Jidushei HaRim dijo: “este se cansará primero que aquel”.Y así ocurrió. Sus acompañantes le preguntaron al venerable maestro como lo supo. Y él contesto: “este que dejó de bailar primero estaba bailando con la alegría de toda la Torá que había estudiado en el año que pasó y sin embargo aquel que permaneció más tiempo bailando fue porque lo hacía con la consciencia de toda la Torá que aún tendría que estudiar el año que vendrá, que es infinita.”Podemos bailar por la alegría de lo que fue pero también con la esperanza de lo que vendrá.
Simjat Torá es la festividad de origen rabínico que celebra el estudio anual de la Torá, que celebra un nuevo ciclo de lectura de Torá que llega a su fin y uno nuevo que comienza. En Simjat Torá, lit. “La alegría de la Torá”, danzamos con la Torá cual si fuera nuestra pareja en la noche de bodas. Nos alegramos por todo lo vivido, todo lo estudiado, pero aún más por todo lo que vendrá, todo lo que aún nos resta por conocer, por aprender. Será por esto que el Talmud dice “No leas Morashá (acervo) sino Meorasa (comprometida)”,no debemos consierar a la Torá como una mera herencia que recibimos una vez sino que debemos cuidarla y amarla, cada día, como si fuera nuestra pareja.
La metafora continúa. Bajo la Jupá la novia suele dar siete vueltas alrededor del futuro marido. Y en Simjat Torá nosotros damos siete vueltas junto a la Torá alrededor de la Bimá. Estas vueltas se llaman: “Hakafot”. En cada Hakafa abrazamos a la Torá, bailamos y cantamos. Para cada una de estas “Hakafot” quisiera proponer una “Kavaná – intención” con diversos motivos para el estudio de la Torá. Para que en cada Hakafa nos concentremos en otra faceta del Talmud Torá, del estudio de la Torá. Aquí van:
- Por sus historias:las historias de la Torá constituyen algunos de los relatos más conocidos de occidente, relatos que fundaron la consciencia del mundo en el cual vivimos. Relatos fascinantes, sorprendentes, divinos pero a la vez humanos. Relatos que nuestro pueblo viene narrando inninterrumpidamente hace más de 3000 años. Relatos que nos cuentan nuestros origenes. Estas también son tus historias.
- Por sus leyes:la Torá esta repleta de leyes y mandamientos. Estas normas nos permiten ver como vivían nuestros antepasados hace 3000 años pero también son aquellas normas que hace 3000 años vienen, con importantes transformaciones, guiando la vida diaria de nuestro pueblo hasta nuestros días. Rigen nuestro calendario, nuestra dieta, nuestra ética. Estas también son tus mandamientos.
- Por sus interpretaciones:la Torá es el texto fundamental del pueblo judío, pero a los cinco libros de la Torá se le han agregado en los últimos 2000 años cientos y miles de interpretaciones. A cada ley, a cada versículo, a cada palabra, a cada relato. Nuestros sabios símbolicamente decían que cada versículo tiene setenta caras, setenta formas de ser interpretado. El texto de la Torá es commensurable, contiene exactamente 304.805 letras pero sus intepretaciones son infinitas. El deber de (re)interpretar también es tuyo.
- Porque nos ayuda a reflexionar:la Torá no es un libro de ciencia, de historia ni de autoayuda pero sin embargo cada relato, cada ley nos interpela, nos cuestiona, nos ayuda a (re)pensarnos. La Torá es un texto divino y eterno, y en cada generación, y en cada momento de nuestras vidas, cada versículo nos habla de forma diferente. La Torá es nuestro espejo. La Torá puede ser también tu espejo.
- Porque nos conecta:La Torá, y su estudio, nos conecta como judíos a todos los judíos del mundo y a todas las generaciones que nos precedieron pero también las que vendrán. Hace 2500 años venimos como pueblo estudiando este texto. Algunos lo harán de alguna forma y otros de otra pero todos semana tras semana leemos la misma Parashá (porción). La Torá es el texto que estudia un judío en Buenos Aires, Nueva York, Moscú, Jerusalén y Shangai. La Torá es el texto que estudiaban nuestros abuelos, padres y que, Dios mediante, estudiarán nuestros hijos. La Torá es el vector que une tiempo con espacio, es el corazón del pueblo judío.
- Porque es una llave a Dios:Hace 3000 años los judíos venimos afirmando que la Torá no surgió en la tierra sino en los cielos. Que la Torá es un libro divino. Que la voz de Dios se esconde y se revela entre cada uno de las palabras de la Torá. Es nuestra convicción y a través de esta noción el estudiar la Torá nos puede permitir, humildemente, conocer un poco más la voluntad divina. El estudio de la Torá es el camino que eligió el pueblo judío para allegarse a Dios. Este también puede ser tu camino.
- Porque nos alegra:todo estudiante de Torá percibe la sutileza del texto, su hermosura, su complejidad, sus enseñanzas maravillosas, ocultas a primera vista pero tan visibles luego de percatarnos de ellas. Vibra con cada nuevo Jidush (interpretación novedosa) que ilumina sus rostros. Siente el fervor de miles de año de estudio de cada pasaje, de cada historia y de cada ley que nos forjo como pueblo. Cada estudiante de Torá puede afirmar que su estudio alegra sus corazones e ilumina sus hojos. Vale la pena probarlo.
La Torá es tuya, la Torá te pertenece a vos, este año hacela propia.
Jag Sameaj!
Rab. Uriel Romano