Tres segundos marca el reloj. El marcador va 81 a 82. Todo decía que Serbia le ganaría a la Argentina. Y sin embargo. Montequia esquiva a uno, ve a Manu Ginobbili acercandose al canasta. Queda 1.5 segundos. Le pasa la pelota. Quedando milesimas de segundo antes de tocar la campana Manu de palomita convierte un doble. Final del marcador: Argentina 83-Serbia 82.
¿Cómo no recordar este final agonico? Pasaron ya 15 años de aquel Atenas 2004 y sin embargo cada vez que veo la repetición de aquel tanto vuelvo a gritar como recuerdo que grite aquella vez. Mis ojos se vuelven a llenar de lagrimas, mi corazón vuelve a palpitar y me vuelvo a emocionar. Un final agónico. Cuando todo parecía perdido, cuando la puerta de la próxima instancia parecía inaccesible, un último esfuerzo, un último sacrificio dio sus frutos y Argentina pasó a la próxima ronda. Aquel torneo la generación dorada volvió con la medalla de oro pero eso es una historia para otra prédica.
Los invito a cada uno de ustedes a pensar un final agónico que recuerden. Un final, en alguno de sus deportes favoritos, siguiendo a sus equipos preferidos, donde un cambio de último minuto, una hazaña casi heroica, cambió la historia dandole el triunfo a sus equipos. ¿Y por qué les cuento este recuerdo en este momento, antes de ingresar a Neilá, la última de las plegarias de Iom Kippur? Para que todos podamos entender mejor qué es Neilá.
Neilá es el final agónico de cada Iom Kippur. Neilá representa los minutos e instantes finales de un partido que llevamos jugando 25hs. Un partido que para la teología judía tradicional que muchos de nosotros pero especialmente nuestros abuelos y bisabuelos sostenían con especial fervor nos estamos jugando el porvernir del año que comenzó hace apenas unos días. Neilá son los metros finales de una maratón. En Neilá el espiritu de Iom Kippur comienza a mutar. Aún cansados luego de un día en el cual prácticamente pasamos cada minute en la sinagoga. Aún después de más de 24 horas de ayuno, con nuestros cuerpos ya debilitados, en Neilá se vive una sensación única. Son los minutos finales y debemos dejar todo en la cancha.
¿Qué es Neilá? Comencemos con un chiste. Hay un viejo chiste en el cual un no judío va muy confundido, y un tanto enjoado, a consultarle al rabino: “Rabino, tengo tres amigos judíos, y a los tres les hice la misma pregunta ¿Cuántas veces debe rezar un judío diariamente? Uno me dijo que tres veces, otro cuatro y uno me dijo cinco ¿Quién tiene razón?” El rabino, para sorpresa de su interlocutor, le contesto: “los tres”. “¿Cómo puede ser?” replicó el no-judío. “Pues mirá, le dijo el rabino, aquel que te dijo que reza tres veces es un judío devoto que reza todos los días del año ya que cada día de la semana debemos rezar los judíos a la noche, a la mañana y a la tarde. El que te dijo que reza cuatro veces es un judío que solo va a la sinagoga para Shabbat y las festividades donde ademas de last tres plegarias diarias se agrega una cuarta plegaria en honor al antiguo sacrificio extra que se entregaba en el Templo de Jerusalén durante Shabbat y los días festivos. Y el que te dijo que los judíos rezan cinco veces… es el judío de Iom Kippur, el judío que solo visita la sinagoga una vez en el año, justo la vez que más rezos hay ya que complementando los tres rezos diarios, el rezo suplementario de las festividades, antes de concluir el día se agrega por una única vez en el año una quinta plegaria llamda Neilá”.
Nos encontramos nosotros ingresando a la quinta y última de las plegarias de Iom Kipur. La plegaria de Neilá. Neilá literalmente significa “cerrar”. Ya que según la tradición judía en este instante las puertas comienzan a cerrarse. Y cuando las puertas se están apunto de cerrar hacemos un último esfuerzo, un último pedido, un último ruego, para que nuestras plegarias sean escuchadas. Neilá son esos instantes finales, es esa puerta que vemos cerrarse pero que aún queremos pasar, o por lo menos, pasar un mensaje por debajo y realizamos el último esfuerzo. Esta noción dota de una mística especial a esta plegaria. El Aharon HaKodesh, el arca sagrada, permanecerá abierta durante todo el servicio. Toda la Tefilá, para quienes puedan estar de pie, la haremos parados. Las melodías, como escucharán, comenzarán a cambiar. El día se ira apagando y con cada instante que pasa las puertas están aún más cerca de cerrarse.
En nuestra liturgia, como escucharán en unos instantes, decimos “Ptaj Lanu Shaar biSheat HaNeilá – Abre para nosotros las puertas en esta hora del cierre”.La situación se asemeja a un vendedor que esta cerrando su negocio luego de estar todo el día abierto pero al final se apróxima un cliente corriendo, con el corazón en la mano, tocando la puerta cuando la persiana ya comenzaba a bajar. Con palpitaciones, sabiendo que se esta por quedar afuera, el comprador dice: “Abre para mi la puerta en esta hora del cierre”. Así nos encontramos nosotros, exigiendole a Dios que nos de una última oportunidad, tocando las puertas del Cielo.
La pregunta es ¿Cúal es la puerta que se esta cerrando? El Talmud ofrece dos interpretaciones posibles. La primera es que se trata de los antiguos portones del Templo de Jerusalén que se cerraban al final de cada día. Y lo mismo sucedía en Iom Kippur, y la gente que llegaba al final del día corriendo para expiar sus pecados debía hacerlo antes de aquella Neilá, antes de aquel cierre, ya que si las puertas se cerraban perdía aquella oportunidad. La otra versión es que se trata de los portones del Cielo que comienzan a cerrarse cuando el día se apaga (j. Berajot 4:1). Esta es la interpretación más tradicional. Iom Kipur es un día especial en el año en el cual las puertas de los Cielos se encuentran más prontas a recibir nuestras plegarias, Dios se encuentra más predispuesto a aceptar nuestro pedido de perdón pero sin embargo estas puertas no quedan abiertas eternamente, las mismas comienzan a cerrarse cuando el sol comienza su descenso. Eso es la Neilá, el cierre, el último momento en el cual podemos con el corazón en la mano pedir el último perdón, reconocer algún error que nos hayamos olvidado, enmendar un último asunto. Las puertas se cierran. Es el “ahora o nunca”.
¿Cuáles son las puertas que se cierran en Neilá? ¿Las puertas del Templo? ¿Las puertas de los Cielos? o quizás ¿Las puertas de nuestros corazones? ¿Del arrepentimiento? ¿Los corazones de nuestros prójimos esperando nuestro pedido de perdón? La Puerta que se Cierra es una hermosa metafora. El telón bajando para culminar la obra es la escenografía perfecta para concluir Iom Kipur. En este momento según nuestros maestros nos estamos jugando las últimas fichas para ser inscriptos en el libro de la vida plena. Algunos de nosotros lo creeremos firmemenente y literalmente. Creeremos que Dios en este momento esta escribiendo las últimas páginas del libro. Algunos de nosotros dudaremos de aquel libro y de aquel Dios que digita cada uno de los actos de nuestra vida y sin embargo la fuerza símbolica es poderosa. No les puedo asegurar a ciencia cierta que en este mismo instante las puertas del cielo se están cerrando pero sí los invito a vivir este momento como si efectivamente se estuvieran cerrando. Los invito a pensar que es ahora o nunca. Los invito a vibran en la Tefilá como si fuesen los últimos instantes del partidos de sus vidas. Los invito a pedir con el corazón abierto. A perdonar honestamente a quienes les hicieron mal. A buscar el perdón de quienes lastimaron. ¿Y si en estos minutos nos estamos jugando el porvenir del año que vendrá? ¿Y si es nuestra última oportunidad de plantar aquellas semillas que queremos que broten durante nuestro año?
Shaarei Armon Mehará Tiftaj – Dios, abre prontamente las puertas de tu palacio. Shaarei Genuzim – las puertas ocultas. Shaarei Beraja – Las puertas de la bendición. Shaarei Slijá uMejilá – Las puertas del perdón y la absolución. Shaarei Jesed – Las puertas de la misericordia. Shaarei Ahava – Las puertas del amor.
Para disfrutar una buena película de ciencia ficción no debemos estar durante toda la pelicula poniendo en duda si empiricamente los hombres vuelan o resisten a las balas de plomo, debemos aceptar el argumento de la película para poder disfrutarlo. Lo mismo sucede con el rezo. Debemos por unos instantes, unas horas, apagar nuestro aparato crítico, para permitirnos conectarnos con las palabras, con la melodía y con el momento. Para sentir genuinamente que en este momento las puertas celestiales se están cerrando. Para sentir que es nuestra última oportunidad.
El Nora Alila Hamtzi Lanu Mejila BeSheat HaNeilá – Oh Dios, artifice de los sublrime, concédenos Tu perdón en esta hora de la Neilá.
Las puertas del cielo se están cerrando en esta hora de la Neilá. Los deadlines, las fechas límites, nos ayudan a tomar decisiones. Si entendemos que la puerta siempre permanecerá abierta quizás iremos más tarde al supermercado, quizás pediremos perdon otro día, quizás intentemos enmendar nuestros errores más adelante… pero las puertas se cierran. La Neilá es nuestro deadline. Es ahora donde debemos rezar más intensamente. Donde debemos vibrar más intensamente. Donde debemos abrirnos con nuestro corazón frente a Dios, sin miedos, sin verguenza. Es tiempo de llenar las melodías con nuestras propias palabras. Es tiempo de la Neilá. Es tiempo de ponernos de pie para la Neilá.