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¿La santidad reside en el pasado o en el futuro? ¿La sabiduría se encuentra en las historias de nuestros abuelos o en los descubrimientos aún por venir de nuestros nietos? Normalmente tendemos a pensar que el judaísmo sacraliza el pasado y todo lo que este conlleva. Muchos sostienen, con justa razón en muchas ocasiones, que las generaciones anteriores eran más sabias y los hombres y las mujeres más piadosos y justos. Llevando al extremo esta noción se encuentra el Jatam Sofer (1762-1839, Hungría), uno de los mayores exponentes de la ortodoxia reaccionaria frente a las renovaciones del iluminismo judío y del movimiento reformista. Sacando de contexto una frase de la Mishná (Orlá 3:9) enseñó que “Todo lo nuevo está prohibido por la Torá”[1]. Y desde hace casi 200 años este ha sido el lema de gran parte de la ortodoxia. Lo nuevo está prohibido, no hay lugar para la renovación en la tradición judía, sostiene este grupo. Su amor y veneración por el pasado les impide abrazar los cambios y desafíos que la modernidad nos trae.

Frente a esta concepción nuestra Parashá nos presenta otra perspectiva judía que enseña que la bendición no está puesta en “lo viejo” sino precisamente en lo nuevo, en dar lugar al recambio y a la transformación. En Parashat Bejukotai se enumeran unas pocas bendiciones por seguir los mandamientos y una abrumadora cantidad de maldiciones por incumplirlos[2]. Una de aquellas bendiciones nos dice: “Comeréis lo añejo de mucho tiempo, y lo añejo por lo nuevo sacarás[3] (Levítico 26:10). Dios afirma que una de las bendiciones es la multiplicación de nuestras cosechas. Sin embargo esta bendición tiene un problema: la falta de espacio. Y así lo explica el Talmud (Baba Batra 91a): “Esto nos enseña que los almacenes estaban colmados de productos viejos y las eras del nuevo. Y el pueblo de Israel solía decir: “¿Cómo sacaremos uno por el otro?”.

La pregunta que se hacía nuestro pueblo hace miles de años sigue siendo vigente en nuestros días “¿Cómo sacaremos uno por el otro?” ¿Cómo sacaremos lo viejo por lo nuevo? ¿A cuántos de nosotros nos da miedo tirar algo aunque hace añares no lo utilizamos? ¿Cuántas veces nos quedamos con lo viejo conocido por el temor que nos causa lo nuevo y desconocido? Incluso en nuestros días prolifera un nuevo desorden psíquico conocido como el trastorno por acumulación el cual se basa en la incapacidad de desprenderse de cualquier objeto y la acumulación excesiva de basura en el hogar.

La pregunta nos interpela como individuos, como comunidad judía y como sociedad pero la Torá ya nos dio una respuesta: “y lo añejo por lo nuevo sacarás”. No debemos tener miedo de renovarnos. La bendición está precisamente en tener la capacidad de aceptar lo nuevo que llega a nuestras vidas.

Uno quisiera, sin lugar a dudas, que siempre haya lugar para lo viejo y para lo nuevo, sin embargo en nuestros “almacenes” no siempre hay lugar para todo. Las bendiciones son infinitas pero nuestros recursos de almacenamiento son limitados. Y es por eso que de tanto en tanto debemos abrir nuestros almacenes y sacar afuera lo viejo para dar lugar a lo nuevo, este es el mandamiento.

Dar lugar a lo nuevo es nuestro objetivo este Shabat. No solo debemos pasar una vez por semana por el Shabat sino que debemos dejar que cada Shabat, que cada lectura de la Torá, pase por nosotros. Y el llamado de esta semana es que para recibir las nuevas bendiciones que llueven cada día debemos darle lugar a las mismas para que encuentren un lugar donde caer. Este Shabat debemos pensar cuales son aquellas relaciones viejas y gastadas que nos impiden encontrarnos con nuevas personas que llenen nuestra vida de renovado significado. Este Shabat debemos preguntarnos cuáles son aquellos elementos que guardamos en nuestro hogar que ya no sirven, que deben dejarse a un lado para que nuestros hogares vuelvan a iluminarse. Debemos preguntarnos cuáles son aquellos conocimientos o prejuicios anticuados que no nos permiten absorber nuevos saberes o que nos impiden conectarnos con el Otro.

Cuando nos anclamos en el pasado no permitimos que la bendición del futuro llegue a nuestras vidas. “Y lo añejo por lo nuevo sacarás”, hagamos lugar para que lo nuevo llegue a nuestras vidas. La bendición está esperando que le hagamos lugar.

¡Shabat Shalom!

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[1] החדש אסור מן התורה בכל מקום והערלה הלכה והכלאיםמדברי סופרים:

[2] Las bendiciones se reducen a unos 13 versículos frente a los 32 versículos donde se enumeran las maldiciones.

[3] וַאֲכַלְתֶּם יָשָׁן נוֹשָׁן וְיָשָׁן מִפְּנֵי חָדָשׁ תּוֹצִיאוּ:

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