Muchos judíos pueden nunca haber abierto una página de Talmud pero la inmensa mayoría escuchó alguna vez hablar de Hilel. Hilel recibió muchos apodos: “HaGadol (el grande)” “HaZaken (el viejo)” “HaBavli (el babilónico)”. Esto se debe a que fue uno de los más grandes sabios de la historia judía y también porque nació en Babilonia. Fijar fechas de nacimiento y de defunción en el mundo antiguo es complejo, y más de judíos, ya que como dijimos cierta vez: los judíos no nos ocupamos mucho de la historia hasta bien entrada la modernidad. Sin embargo se estima que nació en el año 110 a.e.c y que murió en el año 10 d.e.c (fechas ficcionales como se darán cuenta para que calcen justo los ¡hasta los 120!). Hilel fue uno de los más grandes rabinos de la historia judía y con él se iniciaron dos importantes “dinastías”. Por un lado fundó una escuela de pensamiento con una hermenéutica bíblica particular llamada comúnmente “Beit Hilel” (la escuela de hilel). Por otro lado con él comenzó una dinastía de “nesiim” (algo así como príncipes o presidentes), que por más de cuatro siglos fueron la máxima autoridad judía frente a las autoridades romanas en la tierra de Israel. Vivió en los tiempos del rey Herodes y del emperador Augusto. Vale remarcar que en aquellos tiempos los rabinos no vivían de “su Torá” sino que cada uno tenía un empleo común y corriente y por las noches se dedicaba a estudiar y a enseñar. Hilel era un leñador (por un momento los invito a imaginarse a su rabino de cabecera dejando la Torá en la Bimá y yéndose al campo a derribar algunos árboles… ¿Cómo les resultó la imagen?). Por último a Hilel también se lo recuerda cada Pesaj. En el momento del Corej, hacemos un sándwich con la Matza, el jaroset y el maror, porque esa era la costumbre de Hilel cada noche del Seder.
A Hilel se le atribuyen cientos de enseñanzas y de historias pero creo que estás dos máximas suyas encierran toda su esencia:
- “Si yo no soy para mí ¿Quién soy? Si sólo soy para mí ¿Qué soy? Y Si no es ahora ¿Cuándo?” Hilel nos invita a definir quiénes somos y a buscar el tiempo para nosotros mismos, para luego salir de nuestro ensimismamiento al encuentro con el otro, a la vida en comunidad y en sociedad. Y finalmente nos da el tiempo para hacerlo, no es mañana, no es en un futuro sino que la respuesta siempre es: ¡ahora!
- “Lo que es odioso para ti, no se lo hagas a tu prójimo. Esa es toda la Torá, el resto es comentario ¡ve y apréndelo”. Está es su enseñanza más conocida y una de las más conocidas de todo el Talmud. Cuando un candidato a converso lo desafía a que resuma toda la Torá, él lo resume en este esquema ético. El problema es que mucha gente se queda en la primera parte, pero se olvida de la segunda: ¡todo el resto de la Torá debe ser estudiada también!