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El propósito

By junio 12, 2014No Comments

El propósito del casamiento de la mujer y el hombre es la unión.

El propósito de la unión es la fertilización.

El propósito de la fertilización es dar a luz.

El propósito del nacimiento es el estudio.

El propósito del estudio es captar lo divino.

El propósito de aprehender lo divino es mantener la resistencia de quien aprehende con la alegría de aprehender.

(Abulafia)

“El propósito del juego es seguir jugando, seguir buscando, seguir descubriendo más acerca de Dios, del universo, de uno mismo y del otro”, esto comenta Daniel Matt luego de citar las palabras de Abulafia.

Todo tiene un propósito en la vida. Sabemos que cada acción que realizamos produce una nueva realidad. Siempre estamos en busca de más. Cada cosa tiene su propósito, su racional, su fin. Nadie hace algo por nada. Siempre hay un motivo, aunque el mismo no sea revelado.

Abulafia, fundador de la Cabalá profética del siglo XIII, entiende que cada acción que realizamos tiene un propósito. Él decide comenzar con la acción que precede a la vida. Para que haya vida debe haber un principio de unión. El casamiento lleva a la unión, la unión lleva a traer una nueva vida a este mundo. El propósito del nacimiento, el propósito del vivir es el estudio. No hay respuesta más judía que esta. ¿Para qué vivimos? Para estudiar. Los sabios del Talmud enseñaban que si estudiamos mucho durante nuestra existencia no deberíamos vanagloriarnos ya que para eso fuimos creados.

.El estudio, sin embargo, no es para la tradición judía un fin en sí mismo. Como dijo Heschel: Los griegos estudiaban para comprender. Los hebreos estudiaban para reverenciar. El hombre moderno aprende para usar.” Heschel, descendiente de las corrientes místicas y jasidicas del judaísmo, comprende al igual que Abulafia en el siglo XIII, que el estudio no es un mero ejercicio intelectual. Como judíos tenemos la obligación de estudiar pero el propósito del estudio es poder captar algo de lo divino. El estudio no debe sernos funcional, no debe ser utilitario. Debemos estudiar para maravillarnos. Estudiar para conmovernos.

El propósito, el último propósito, es aprehender lo divino y al hacerlo nos da fuerza de seguir buscando un poco más. Al intentar captar lo divino, lo inefable, lo eterno y lo infinito somos concientes de que el encuentro es una utopía y la única realidad es la búsqueda. En la búsqueda se da entonces el encuentro con Dios.

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