Milei, el judaísmo y yo
Hace un par de meses atrás luego de que Javier Milei ganará las elecciones en la Argentina escribí una breve reflexión en twitter que fue levantada por varios medios de comunicación, radios y diarios nacionales (https://x.com/urielromano/status/1728763931047625122). Los próximos días, estuve “de gira” desde mi oficina por varias radios tratando de reflexionar sobre el acercamiento de Milei al judaísmo y a la comunidad judía. Hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir en Bal Harbor (Florida, EE.UU.) a un evento de una comunidad judía local donde se le entregó un premio y habló. Ahora desde una “corta perspectiva” histórica de un par de meses, y tras escucharlo en el día de ayer, quisiera volver a sugerir algunas reflexiones personales al respecto.
¿Desde qué lugar hablo?
Hablo como argentino, como judío, como rabino, como polítologo, como alguien interesado tanto en el bienestar y en el progreso y fortalecimiento del pueblo argentino, la Argentina, el judaísmo y el Estado de Israel. Alguien quien en primera instancia no hubiera votado a Milei en las primeras rondas pero en el ballotage ante la alternativa decidí darle mi voto (estando de visita en la Argentina ya que hace 2 años vivo en los EE.UU) aunque no plenamente convencido y con muchas dudas internas.
Milei y el judaísmo
Algo para mi fue siempre claro: no es una estrategia política su acercamiento al judaísmo. No es una forma de “limpiarse” de las críticas que recibió de ser filonazi ni de algunos comentarios antisemitas de miembros de su partido o sus alianzas políticas. Es un imaginario antisemita pensar que hay una ventaja real en términos políticos, tanto electorales como de posicionamiento ideologico, en ligarse tan estrechamente con el judaísmo y con Israel. Algo hay que dejar claro: el amor y la admiración que siente Javier Milei por el judaísmo es auténtica. Se lo ve en sus palabras, en sus actos, en su compromiso diario, en sus relaciones interpersonales y en sus expresiones corporales. Habla de judaísmo, sonríe y llora.
Su acercamiento al judaísmo
En la charla que dió en Bal Harbor hace unas semanas, en su propia autobiografía, hizo un hilo de su acercamiento al judaísmo. Hablo de que habiendo nacido en una casa católica su primer “acercamiento” al judaísmo fue por las películas que pasaban en semana santa en su juventud, planteando que no le gustaban tanto las películas de Jesús de Nazaret sino la que más le gustaba eran Los diez mandamientos y el personaje de Moisés (que se convirtió luego en su “superhéroe libertario”). En segundo lugar dijo que su abuela en segundas nupcias se casó con un hombre que se convirtió en su abuelo con el cual tenía una relación muy cercana y que muy tarde en su vida este se enteró que era judío. En tercer lugar habló de un estudiante que tuvo, Shaul Sutton, que sin tener estudios universitarios le hacía preguntas complejas que lo hacían pensar como ningún otro de sus estudiantes y Shaul decía que esta forma de pensar la aprendía de su rabino cada mañana. En cuarto lugar mencionó que cuando comenzó sus campañas políticas había dentro de sus filas un joven judío siempre con la bandera de Israel (Tommy Penner, que casualmente conozco personalmente habiendo sido alumno mío en Bet El años atrás) que lo llevó a conocer a quien se convirtieiría en su rabino de cabecera Axel Wanish de la comunidad judía marroquí en la Argentina. En quinto lugar nombró luego el acercamiento años después específicamente con miembros de la comunidad Jabad Lubavitch lo que terminó de sellar su acercamiento a la comunidad judía conociendo a varios de sus rabinos y yendo en varias oportunidades al “Ohel del Rebbe” (la tumba en Nueva York del último gran rebbe de este movimiento judío) para pedir y agradecer.
Como todo relato autobiográfico es una construcción donde se resaltan ciertos puntos, se embellecen otros y se ocultan otros (por ejemplo nunca nombra, por obvias razones, el rol que tuvo Carlos Maslaton en su acercamiento al judaísmo, ya que según este último él fue quien le recomendó lecturas históricas del judaísmo y especialmente quien le contagió su pasión por el libro de los Macabeos y la frase que él inmortalizó sobre “las fuerzas del cielo”) para crear un relato cohesionado. Milei no solo tuvo un acercamiento al judaísmo sino que también habla casi desde un lugar místico (contaba relatos como al intentar leer la Torá durante el año de las elecciones las luces de su casa se quemaban imposibilitando su lectura), como muchos otros cristianos que se acercan al judaísmo en nuestros días y de un “elegido” por Dios haciendo referencias a sí mismo siguiendo la linea del rey Salomón (y sus pedidos de sabiduría) o de Moíses (como el libertador del pueblo oprimido por la tiranía burocrática del Estado del faraon egipcio).
Lo fascinante
He dicho una y otra vez que todo este fenómeno me resulta fascinante. No necesariamente ni bueno ni malo pero fascinante. He aquí un presidente de todos los argentinos que no solamente da que hablar en los diarios del mundo por sus declaraciones volcanicas sobre diversos temas sino como un catolico (sí, Milei es catolico y a la fecha solo siente admiración y estudia con su rabino textos judíos pero no se convirtió ni está en sus planes a corto plazo hacerlo, seguramente luego de su presidencia lo haga a mi entender. Y aún más él mismo se presenta como alguien que intenta seguir los siete mandamientos noahidas, el término rabínico para hablar del Gentil que quiere seguir una vida segun ciertos preceptos universales sin convertirse al judaísmo) hace uso de rituales y textos judíos y enarbola el judaísmo y el Estado de Israel más que muchos judíos que conozco. Ama el judaísmo más que muchos judíos que nacieron judíos. Eso de por sí es un aspecto que siempre me fascinó en mi vida rabínica como ciertos no judíos que “descubren” el judaísmo sienten una admiración por nuestra cultura, nuestros textos y nuestra fe más que muchos que nacieron en ella. Pero lo de Milei es mucho más ya que tiene una visibilidad mediática casi única en nuestros tiempos (y no solo en la Argentina).
Como rabino me fascina el fenómeno de primero un diputado y luego un presidente que haga uno de relatos del pentateuco, citas bíblicas, comentarios rabínicos e ideas talmúdicas para sus discursos. Y no sólo eso, que comparta en hebreo versículos de la porción semanal de la Torá, sin ninguna explicación y luego que se generen debates en twitter y otras redes sociales sobre la interpretación de los mismos. Casi como un debate Talmudico del siglo XXI. Judíos como Carlos Maslaton o Jorge Altamira, de dos extremos ideologicos opuestos, “interpetando” cual rabinos el uso político de diversos relatos o textos bíblicos que Milei comparte en sus redes sociales. Me resulta fascinante esta “puesta en valor” o por lo menos visibilización de algo a lo que entregó mi vida y me dedicó hace años: la interpretación de los textos consagrados judíos que deja de ser cuando Milei comparte algo un tema niche para ser un tema de la agenda publica y periodistica argentina.
Me resulta fascinante también está exposición de lo judío, como minoría, que esta ocurriendo. Un interés legítimo de muchos periodistas y argentinos en general de entender más de que es eso que Milei habla o hace referencia. Lo judío en la Argentina, mucho más que en los EE.UU. no es “mainstream” y como toda minoría hay mucho desconocimiento, lo cual está bien, pero al Milei hacer popular lo judío la gente le interesa saber más. Entender que es ese cuerno de carnero (shofar) que utilizo en varios actos, entender el por qué de la figura del león (de Juda), las referencias a relatos bíblicos que hace referencia, términos en hebreo que utiliza, rituales judíos de los cuales participa, etc. Desde este lugar creo que es una oportunidad única para compartir y dar a conocer un poco más nuestra cultura.
Como judío, argentino y sionista me fascina ver a mi presidente dando su total apoyo a Israel. Esto no lo puedo negar y lo debo decir sin tapujos. Su amor por el judaísmo, y ahora sí también creo su alineamiento ideológico con líderes como Trump y Bolsonaro, hacen que se convierta en uno de los grandes paladines (quizás también con el primer ministro de república checa) de la defensa de Israel en el mundo (aún antes de la guerra que comenzó el 7 de octubre). Teniendo líderes en el mundo, en la región y en la Argentina que por décadas decidieron políticamente alinearse más con el eje Venezuela, Rusia e Irán me agrada tener un presidente que defienda el derecho a la soberanía y la defensa del Estado de Israel.
Lo preocupante
Si bien muchos puntos me fascinan otros cuantos me preocupan. Me preocupaban hace algunos meses atrás y me siguen preocupando hoy.
¿Y si yo no fuese judío?
Pienso cómo me sentiría yo si el presidente de todos los argentinos utilizará públicamente símbolos cristianos, citas del Coran o constantemente asistiera a rituales budistas. En su fuero personal cada gobernante puede seguir la religión con la que más se conecte, no lo dudo, pero hacerlo público, parte de su “ritual político” y de su jerga discursiva me resulta un poco preocupante. Me trato de poner en la piel de otros argentinos. ¿Cómo me sentiría yo si en vez de hacer sonar un Shofar tendría una Cruz detrás de diversos actos de campaña? ¿Cómo me sentiría yo si haría referencias a suras del Corán en muchos de sus discursos? Quizás es una hiper-sensibilidad la mía, pero así lo siento.
Darle de comer a los antisemitas
Sí, sí sé muy bien que los antisemitas no necesitan excusas para ser antisemitas y que nada de lo que uno haga o deje de hacer les cambiará su perspectiva y sin embargo no puedo dejar de pensar en el concepto talmúdico de Kidush Hashem (santificar el nombre de Dios a través de tus actos). Mientras más escalamos en la sociedad mayor responsabilidad tenemos de cuidar cada uno de nuestros actos, nuestras palabras y nuestras formas (cosas que todos podemos coincidir Milei no es el más templado entre nuestros líderes políticos) para no dar lugar a la duda y que se convierta luego en una mancha para el pueblo judío… en una Argentina tan volatil, tan fragil, en un proyecto político que puede disparar a la Argentina hacia adelante o terminar hundiendola aún más, sabiendo que los judíos fuimos chivos expiatorios a lo largo de los últimos 2000 años, tener un presidente tan alineado con el judaísmo puede hacer reverberar (como ya se ha visto) el gérmen del virus milenario del antisemitmso.
Un ejemplo. A los judíos siempre se nos acusó de “doble lealtad”. Humildemente creo que poner a su rabino como embajador de Israel, sin tener carrera diplomatica alguna es darle de comer al antisemita casi en la mano. No existe ninguna conspiración sionista para controlar el mundo y los protocolos de los sabios de Sion son un invento antisemita pero nuevamente poner como embajador a Gerardo Werthein, una de las familias reconociblemente judías más ricas de la Argentina (y grandes filantropos y lideres dentro de la comunidad), en Washington ¿no es también darle de comer a los antisemitas en la mano? Nuevamente digo que quizás es mi hiper-sensibilidad o mi sobre lectura hablando pero creo que un líder con semejante peso debe ser muy cuidadoso con sus elecciones, con sus palabras y con sus decisiones.
Corrupción del judaísmo
Corrupción es una palabra grande y de esas que le gusta citar a Milei y quizás no es la palabra correcta pero siento que uno de los grandes problemas con el uso (y abuso) de los textos judíos por parte del presidente puede ser una impresión erronea por parte del “ciudadano a pie” de lo que es el judaísmo y sus “valores”. Por supuesto existen tantas lecturas del judaísmo como judíos hay, por supuesto que nadie puede abrogarse la lectura “judía autentica”, tan es así que el Talmud habla de que hay 70 interpretaciones posibles de cada versículo bíblico, pero aún así un presidente que hace de lo judío algo habitual en sus discursos puede dar a la confusión y crear una noción de que el judaísmo es por antonomasia un predicamento libertario. Hay judaísmo para todos los gustos. Hubo comunistas que anclaron sus ideas en los ideales proféticos y de justicia social bíblicos, hubo anarquistas que tomaron pasajes apocalípticos de los profetas de Israel, hubo capitalistas que tomaron ideas bíblicas y talmúdicas, cada uno para justificar su ideología desde “el judaísmo”. Y de la misma forma que reafirmo lo fascinante de poner en la mesa textos e ideas judías reafirmó el peligro de que en un mundo de la inmediatez y las redes sociales se equipare en el imaginario colectivo al judaísmo con un pensamiento libertario de extrema derecha.
Moises fue el “libertador” pero no fue un libertario. Salomón fue un rey sabio pero luego su reinado terminó en la ruina al aumentar los impuestos. Los macabeos fueron grandes guerreros, los pocos contra los muchos, pero su gobierno terminó en la corrupción y vendiéndose al mejor postor entre griegos y romanos. El judaísmo habla de la importancia del estudio como un mandamiento religioso de suma importancia comenzando a temprana edad. La Torá no habla de caridad sino de Tzedaká (justicia redistributiva, literalmente). Y así podríamos continuar. Por supuesto que Milei no tiene la obligación de mostrar todos los matices de interpretaciones posibles sobre cada relato o versículo pero esto representa otro peligro más en una sociedad de la inmediatez donde por lo general no nos tomamos el trabajo de sopesar aquello que se cita, corroborar o indagar más. Creo que es un peligro para el judaísmo en general que la sociedad crea que el judaísmo en su totalidad y en su complejidad es lo que Milei presenta como tal y no tan solo una interceptación más (radical en muchos puntos).
Sionista neofito
En Javier Milei confluyen dos fenómenos: su apasionamiento de los últimos años con el judaísmo (que en su inmensa mayoría es fuertemente sionista) y su alineamiento político liberal como otros líderes de la derecha mundial (Trump y Bolsonaro) que confluyen también por diversos motivos (Trump más por el liberalismo nortaemircano y su alianza de decadas con Israel y Bolsonaro por el sionismo teologico de las Iglesias evangelicas) en un apoyo irrestricto al Estado de Israel. Como ya dije previamente entre un presidente de mi país que se aline con Irán (responsable intelectual de dos atentados en nuestro país y actual financista de grupos terroristas como Hezbollah, Hamas o los Youthis) y sus aliados regionales (Cuba, Venezuela o Bolivia) prefiero sin dudar un presidente que se alinee ideológicamente con Israel y los Estados Unidos. Sin embargo como todo en la figura de nuestro presidente hay mucho de exageración, de mesianismo, de amor real no controlado ni mediado por el tiempo y la razón. Es un neofito en la causa judía y sionista y eso lo lleva, creo yo, a excesos innecesarios para un presidente de todos los Argentinos. Está actitud de mostrar “amor incondicional” lo lleva, creo yo, a tomar decisiones apresuradas sin asesorarse bien y solo por producto de su pasión y no de su razón (anunciar mover la embajada a Jerusalén, mandar a su rabino de cabecera como embajador, alzar una bandera de Israel en actos de campaña, ser Israel el primer país que visita como presidente electo, varios de sus comunicados por redes sociales desde el fatídico 7 de octubre). O como ejemplo paradigmático hace unos días al comunicarse que un argentino-israeli que se creía secuestrado por Hamas fue declarado como asesinado y su cuerpo retenido en Gaza Milei y su grupo de difusión saca un comunicado diciendo que si las Fuerzas Armadas argentinas hubieran estado debidamente equipadas podrían haber hecho algo para proteger a los argentinos en el exterior (?). Vuelvo a repetir: soy un ferviente sionista y amante de Israel (con todas las criticas que tengo del gobierno de Netanyahu de turno, su coalición utlranacionalista y varias medidas tomadas desde el inicio de la guerra) y muchas veces me expreso desde lo pasional; sin embargo entiendo y quiero creer que un presidente debe analizar más sus decisiones geopoliticas, entender que los alineamientos politicios y deben sopesarse, y las reacciones deben ser más mesuradas analizando todos los factores involucrados y la historia diplomatica del propio país. Un presidente no puede ponderar la pasión por sobre la razón (aunque yo pueda compartir su pasión).
Conclusión
Analizo el fenómeno Milei desde el judaísmo, este es mi tema de investigación, expertis y mi identidad. No juzgo a Milei desde el plano de lo político o económico ya que esa no es realmente mi expertis y considero que hay otras personas mucho más capacitadas para evaluar su discurso y sus medidas. Como argentino de cada presidente, aunque me alinee ideológicamente o no, espero que tenga un gobierno exitoso por el bienestar y progreso económico, social y cultural de mi país. Desde la experiencia judía el fenómeno de Milei como expuse me fascina y me preocupa a la vez. Ser judío está de moda. Ser judío “es cool”. En los Estados Unidos ser judío esta visto como señal de propgreso economico, ascenso social, prestigio intelectual, integración cultural. Por otro lado en Latinoamérica (especialmente en países como México, Colombia, Venezuela, Ecuador y norte de Brasil e incipientemente también en la argentina) hay un proceso único en la historia de cientos de miles de nacidos cristianos encontrando su camino espiritual en el judaísmo (este tema da para otro artículo). Y por otro lado en gran parte de la nueva derecha del mundo Israel (especialmente el Israel de Netanyahu) es visto como “el paladín de occidente” en Oriente Medio. Creo que estos tres fenómenos (mezclados con experiencias personales y relaciones particulares con allegados) hacen que parte del fenómeno Milei también se vea asociado a su apasionamiento por el judaísmo y por Israel.
Los judíos siempre solemos preguntarnos sobre cualquier fenomeno que nos concierne ¿es bueno para los judíos o malo? ¿es bueno para Israel o malo? Como argentino me pregunto si Milei es ¿bueno para los argentinos o malo? Y como judío me vuelvo a hacer la misma pregunta.