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¿Puede haber paz impuesta por la fuerza? ¿Se puede conseguir el sosiego a través de la violencia? Sí. Ahora bien ¿Será duradera? ¿Será permanente? No. Una tensión entre dos países puede dirimirse a través de una guerra donde la mayor potencia termine doblegando a la otra. Una revuelta popular al interior de un país puede frenarse mandando a la policía a hacer cumplir el orden. En nuestros hogares también quizás algún grito o algún castigo de un padre pueden cortar rápidamente una transgresión de un hijo. Y sin embargo este no es el camino ideal. Así no se consigue una paz, un orden o una tranquilidad estable en nuestros hogares, nuestras sociedades o en el mundo.

 

Así lo aprendemos de Parashat Pinjas. Pinjas utiliza la violencia física para poner fin a una transgresión en el pueblo de Israel que estaba causando la ira divina y en consecuencia la muerte de miles de israelitas. Y en nuestra Parashá Dios premia paradójicamente este acto de violencia con un “Brit Shalom” (un pacto de paz). Y sin embargo los masoretas, aquellos maestros de nuestra tradición especialistas en cómo escribir y transmitir el texto de la Torá, nos enseñan que la  vav (la “O”) de la palabra Shalom debe estar rota. No se la escribe entera sino que debemos quebrarla por la mitad. ¿Por qué? Para enseñarnos que una paz que llega a través de la imposición de la violencia no es nunca una paz completa ni duradera. Puede ser eficaz en un momento pero a la larga será endeble y se quebrará como la vav de Shalom. Toda paz impuesta por la violencia es frágil. La única paz sostenible es la paz que llega a través del acuerdo, del entendimiento, de la comprensión mutua de las partes.

 

Y hay un detalle más que los masoretas nos regalan al comienzo de nuestra Parashá. El nombre propio de Pinjas tiene otro detalle particular. La yud (la “I”) de su nombre debe escribirse de forma más pequeña que lo normalmente la escribiríamos. ¿Y por qué? Porque el término judaísmo en hebreo comienza también con una yud (Yahadut) y nuestro judaísmo se ve disminuido cuando para resolver un conflicto utilizamos la violencia. Quizás es necesario en ciertas oportunidades por un fin ulterior o por lo imperante de la situación pero aún así, nuestros maestros nos enseñan, nuestro judaísmo, se “achica” al utilizar la violencia. Cuando pensamos que la violencia es que la única alternativa esto nos empequeñece como seres humanos.

 

No es solo el texto el que muchas veces nos transmite un mensaje sino su forma de ser narrada, o en este caso, su forma de ser escrita.

 

¡Shabbat Shalom uMeboraj!

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