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Talmud Yerushalmi, Meguilá 2:2, 19a

 

Dijo Rabi Jagai: “[Los sabios desconocían el significado de las palabras]” Serugin, Jaluglugot, metate y sobre quién si es más imporante quien tiene más conocimientos o más edad.

 

Dijeron: “Vayamos a preguntarle a la casa de Rabí [Iehuda HaNasi]”. Salieron pues a preguntar.

 

[Cuando estaban llegando] salió la sirvienta de la casa de Rabí y les dijo: “Entren siguiendo el orden de sus años”.

 

Dijeron: “Fulano debe entrar primero, mengano debe entrar primero”, y fueron entrando pausadamente. Les dijo: “¿Por qué están entrando Serugin, Serugin?”

 

Uno de los rabinos estaba cargando verdolagas y estas se le cayeron. Ella le dijo: “Se te dispersaron todas tus Jaluglugot”.

 

Ella dijo: “Traeré una metate”, y trajo una escoba.

אמר ר’ חגי סירוגים וחלוגלוגות ומי גדול בחכמה או בשנים איצורכת לחברייא. אמרין ניסוק נישאול לבית ר’.

סלקין מישאול ואמרון.

יצאת שפחה משל בית רבי אמרה להם היכנסו לשנים

אמרון ייעול פלן קמי ייעול פלון קמי שרון עלין קטעין קטעין אמרה להם למה אתם נכנסין סירוגין סירוגין

חד רבי הוה טעון פרחינין ונפלין מיניה אמרה ליה ר’ נתפזרו חלגלוגיך

אמרה לה אתייא מטאטא ואייתת אלבינה

 

 

Esta hermosa historia se encuentra tanto en el Talmud Yerushalmi (Palestinense) como en el Talmud Babilónico[1] con interesantes diferencias. En esta oportunidad elegimos traer está versión ya que a nuestro humilde criterio representa la tradición más antigua y original de esta “historia”.[2] El contexto en el cual se encuentra esta anécdota es una discusión en torno a una Mishná del tratado de Meguilá. Al comienzo del segundo capítulo se empiezan a enumerar varias reglas en cuanto a cómo debe ser la lectura pública del libro de Ester durante la celebración de Purim. Dentro de estas reglas encontramos la siguiente:

Si uno lee el rollo a intervalos [Serugin] o con somnolencia, uno cumple con su obligación. (2:2)

Al leer está Mishná no parece ver nada complicado en su lenguaje pero esto se debe a que por un lado la estamos leyendo de una traducción y por el otro lado ya los sabios talmúdicos y posteriormente los códices halájicos nos explican que es “Serugin” (traducido como “a intervalos”). Sin embargo, como está historia da testimonio, el término hebreo Serugin era desconocido para ciertos sabios de la galilea del siglo III d.e.c. En el contexto del análisis de esta Mishná es que nuestra historia aparece.[3]

La “heroína” de nuestra historia es la sirvienta/criada anónima de Rabí Iehuda HaNasi. Rabí, como es conocido simplemente este sabio en el Talmud, fue el líder político del pueblo judío en la tierra de Israel de finales del siglo II d.e.c y de los primeros años del siglo III d.e.c. Vivía en la Galilea, el norte de Israel, donde se encontraba la elite rabínica de aquel entonces en la tierra de Israel ocupada por los romanos. Dada el prestigio familiar (era el hijo de Shimon ben Gamliel II), sus conocimientos de griego, su educación judía-rabínica y su riqueza familiar se convirtió en el representante de la comunidad judía frente a las autoridades romanas. Rabenu HaKadosh, como también es conocido, es recordado especialmente por haber sido el redactor y compilador de la Mishná (circa 212 d.e.c).

Ya hablamos demasiado acerca de Rabí Iehuda HaNasi, sin embargo como ya dijimos, la heroína de esta historia es su criada (¡él es nombrado pero ni siquiera aparece!). ¿Quién era esta criada? No lo sabemos y nunca lo sabremos. La misma es mencionada en varias oportunidades en diversas historias en ambos talmudim. Su nombre, como el de la mayoría de las mujeres que son mencionadas en el Talmud, sin embargo, nunca aparece. La misma es siempre mencionada como “la criada/sirvienta de la casa de Rabí Iehuda HaNasi”[4]. Su origen incluso es desconocido, no sabemos si es judía, conversa o gentil. Algunos sugieren que dada la confianza que le tenían en la casa del patriarca y la estima que le tenían debía haber sido judía o convertida a una temprana edad. Las diversas historias en las cuales aparece nos dan una imagen de una mujer fuerte, inteligente, piadosa y de suma confianza para la casa de Rabí.

En relación a su sabiduría en TB Eruvin 53b se nos cuenta, por ejemplo, como tenía la capacidad, al estilo de otros sabios de la época, de hablar con un lenguaje enigmático, poético y elevado. Lashon Jojma,[5] lenguaje de sabiduría, lo llamaban y esta cualidad será muy importante para comprender mejor nuestra historia. En TB Moed Katan 17a nos damos cuenta de su fortaleza e independencia por cuanto ella misma tomó la decisión de excomulgar a un hombre por golpear a su hijo. Por otra parte en TB Shabbat 152a, se nos cuenta que su criada nonagenaria (de 92 años para ser más exactos) todavía tenía la capacidad de sentirle el gusto a las comidas. Quizás parte de sus funciones era probar la comida y la bebida de la casa de Rabí y asegurarse que la misma no haya sido envenenada, aunque no creo que este sea el caso, pero lo más interesante es que aún a sus 92 años después de toda una vida de servicio seguía estando presente y era tenida en gran estima en la casa de Rabí. Por último el amor por su amo y su conexión quedó registrada en el TB Ketuvot 104 cuando se nos cuenta sobre la muerte de Rabí. Aquel día, cuando este estaba convaleciente y con grandes dolores, sus alumnos rezaban para evitar que este muriera mientras que los ángeles que querían tener a Rabí con ellos, rezaban para que este falleciese. Ella, que conocía como nadie el dolor que su amo sentía, en un momento sube a la azotea y arroja un jarrón. En ese instante los alumnos se distraen y Rabí puede morir. Esta era la criada anónima de Rabí. Esta es la criada (creemos creer) que es la protagonista de nuestra historia. Sin más preámbulos vayamos a la historia.

Es Rabí Jagai (Janai en otras versiones) quien abre la historia relatando que ciertos rabinos- asumimos que eran estudiantes de Rabí o seguidores de aquel- desconocían el significado de ciertos términos hebreos. Algunos de estos términos serán de origen bíblico y otros del hebreo de la época de la Mishná. El problema, al no comprender estos términos es que no podían comprender cabalmente la voluntad divina (expresada en los versículos de la Biblia) y los requerimientos de la ley judía (expresados en la Mishná). Según algunos académicos el motivo de su desconocimiento es el desuso del hebreo como idioma vernáculo para los judíos de las clases altas de la Galilea en el siglo III d.e.c. Por otro lado, según esta versión de la historia, el otro tema de debate entre aquellos sabios es a quien se le debía dar más prioridad (importancia) si a los sabios más avanzados en años o en sabiduría. Para tratar de resolver sus dudas, en ausencia de Google, deciden ir a preguntarle a Rabí.[6]

Entrando a la casa de Rabí encuentran respuesta a su primera pregunta sin siquiera tener que preguntar. La criada por años de la casa del príncipe, del patriarca de la comunidad judía, sabe de etiqueta y conoce los modos con los cuales el hogar se debe manejar y por eso cuando ve a este grupo de sabios entrando a la casa dice “entren siguiendo el orden de sus años”. He aquí la primera duda resuelta, los sabios de más edad tienen prioridad sobre los sabios con mayor sabiduría. Así marcaba el protocolo de la casa de Rabí y si en la casa de Rabí lo hacían así esta debía ser la norma.

La segunda duda, sobre el significado del término de la Mishná “Serugin”, será revelado luego de que los sabios comiencen a entrar lentamente, a intervalos y con largas pausas (luego de algunas discusiones protocolares). La criada les pregunta entonces “¿Por qué están entrando Serugin, Serugin?”. Y es así como descubren que Serugin significa a “intervalos” comprendiendo así que la historia de Ester puede ser leída con pausas e intervalos.

Luego de resolver el tema que conecta está historia con el contexto talmúdico los últimos dos términos hebreos que los sabios desconocían su significado serán finalmente revelados. Entrando (o ya adentro de la casa) a uno de los sabios se le cae la comida que había llevado para el viaje, verdolagas.[7] Ella, siempre atenta, ve que a uno de los hombres se le caen sus verdolagas[8] y le avisa que sus Jaluglugot están dispersas por todo el suelo. Jaluglugot = Verdolagas (פרחינין). Como buena criada toma la delantera y dice en voz alta que traerá un metate.[9] Los sabios hasta ese momento no sabían con que regresaría nuestra ya famosa criada pero unos minutos después la ven volviendo con una escoba. Y así todas sus dudas quedan resueltas “en la casa de Rabí” pero sin necesidad de ver a Rabí.

¿Qué preguntas se les vienen a la cabeza cuando leen está historia? Mi primera reacción al leer la historia es ¿Cómo puede ser que una criada conocía el significado de todos estos términos hebreos mientras que los otros sabios los ignoraban? Y una pregunta más general ¿ocurrió realmente este encuentro o es simplemente una historia inventada por algún narrador para dejarnos algunas moralejas? Intentemos responder a estas preguntas.

En relación al hebreo los académicos presentan tres posibles explicaciones:

(1) La primera es que en la casa de Rabí Iehuda HaNasi se hablaba solo en hebreo, y no solamente un hebreo vulgar sino un hebreo sofisticado y rico en términos actuales y bíblicos.[10] De esta forma, simplemente por vivir durante décadas en la casa de Rabí la criada aprendió.

(2) La segunda, opuesta a la primera, es que si bien la lengua vernácula de los sabios e intelectuales era el arameo podría ser que todavía para el siglo III d.e.c el hebreo siguiera siendo el lenguaje popular entre las clases bajas. La criada por pertenecer a esa clase social estaría más acostumbrada al hebreo y preservaría mejor términos que ya los sabios no conocían.

(3) Por último, una idea opuesta al segundo postulado y similar a la primera, es que las clases altas de la sociedad judía de la galilea aún preservaran más el hebreo en sus conversaciones cotidianas que el arameo que era utilizado por las clases bajas y quizás la criada pertenecía a una clase social alta pero por las circunstancias de la época terminó trabajando como criada de la casa del patriarca.[11]

En lo personal ninguna de las explicaciones me satisface del todo. Uno de mis estudiantes una vez cuando enseñé esta casa y pregunte como podía ser que la criada conociera el significado de estos términos me dijo que de seguro que ella sabía que metate era una escoba porque la utilizaba a diario mientras que los sabios, que nunca barrieron en su vida, no sabrían cómo llamar a ese extraño objeto. Esta respuesta, más allá de que es simpática, tampoco nos permite comprender como ella conocía y empleaba los otros términos que utiliza a lo largo de la historia.

Antes de responder a la segunda pregunta hagamos una parada técnica en las diferentes versiones de esta historia. En esta versión del Talmud Yerushalmi, que a mi entender es la versión “más original y antigua” de esta anécdota que encontramos en la literatura talmúdica la criada interactúa constantemente con los sabios y sin darse cuenta les va respondiendo cada una de las preguntas que tenían. Por otro lado en esta versión todo parece suceder de forma casual en un único encuentro, sin embargo en la versión Babilónica (Meguilá 18a) no hay contacto entre la criada y los sabios. Allí se relata que los sabios desconocían el significado de cuatro términos (el término que aquí aparece y que está ausente en nuestra versión es Salselea[12]) y luego de forma sistemática y más organizada, como es el estilo del Talmud Babilónico, se describe como en diferentes ocasiones los sabios “escucharon a la criada de la casa de Rabí” utilizar cada uno de estos términos en otro contexto y así descubrieron el significado.

La versión Babilónica creo que rescata más honestamente algún tipo de asidero histórico de nuestra historia. Aquí cada uno de los cuatro términos desconocidos por los sabios no son solucionados en una única vez a través de un encuentro fortuito sino que se relata que en cuatro oportunidades diferentes los sabios, quizás estudiando en la casa de Rabí Iehuda o compartiendo una comida festiva con el patriarca, escucharon a su criada utilizar estos términos y así comprendieron el significado de estos términos. Si esta historia, o algo similar realmente “ocurrió”, de seguro que no fue en una única vez como presenta la versión novelada del Talmud Yerushalmi. Como es el caso de muchas otras, la mayoría diría yo, de los relatos no-fantásticos de la literatura rabínica está historia debe haber tenido un asidero histórico pero fue posteriormente novelada y moldeada para servir diversos fines de los compiladores del Talmud. Rabí, al parecer, tenía una criada avanzada en años y también en sabiduría (especialmente en conocimientos de hebreo) como da testimonio está historia.

Más allá de estas disquisiciones académicas creo que como toda historia su narrador quería intencionadamente dejarnos algunas moralejas y otras tantas, como suele pasar, podemos también extraer que su autor nunca imaginó. Antes de concluir me gustaría compartir con ustedes que enseñanzas me quedan a mí de esta historia. Estas son las lecciones que yo aprendí de esta criada:

  • Nunca juzgues a alguien por su posición social: los sabios creían que iban a la “casa de Rabí” para aprender de Rabí ya que suponían que era la única persona que podía ayudarlos con sus dudas pero la criada fue la que les dio una lección. Como lectores también caemos en la trampa, intencionalmente provocada por el autor, de preguntarnos ¿cómo puede ser que la criada sabía todos estos términos? Esto da cuenta de cuanto, aunque sin darnos cuenta, nos cuesta no juzgar el conocimiento o la sabiduría de una persona de acuerdo a su escalafón social.
  • Uno aprende “simplemente estando”: De todas las opciones que tratan de explicar cómo la sirvienta conocía estos complicados y pocos usuales términos hebreos la que más me convence es que en la casa de Rabí se hablaba un hebreo elevado. Esta criada no aprendió hebreo en la universidad ni en cursos on-line, aprendió simplemente estando presente. Estar presente, pasar horas, días, y años en algún lugar nos puede dar más conocimientos que una maestría en alguna prestigiosa universidad. Un operario luego de 20 años en una fábrica seguramente comprenda mejor el funcionamiento de ciertas maquinas que un ingeniero recién salido de los claustros universitarios. O por ejemplo una secretaria no judía en una sinagoga después de unos años de trabajos tiene más conocimientos judaicos que muchos judíos. ¡Simplemente por estar y escuchar!
  • De todos podemos aprender: Una y otra vez la literatura rabínica nos advierte de que toda persona puede convertirse en un maestro y de que cada persona podemos aprender (Pirkei Avot 4:1).
  • No aprendemos solo en un aula: El lugar por excelencia de aprendizaje en el Talmud son los Batei Midrash, las casas de estudio, sin embargo a lo largo y a lo ancho de la literatura talmúdica hay historias de sabios que no lograban comprender ciertos términos o versículos y que solamente logran aprender su significado cuando salen al mundo.[13] El conocimiento no se imparte solamente en universidades o en las aulas sino que la interacción cotidiana con el mundo también nos puede enseñar tanto (o más) que lo que aprendemos en clase.[14]
  • Se puede enseñar (y educar) sin siquiera saberlo: Otro de los puntos que despierta mi fascinación en la historia es que la criada sin ponerse el gorro de profesora y sin ninguna intención termina enseñándole a los estudiantes. Ellos no preguntan y ella no responde pero en su interacción ella termina enseñando y ellos aprendiendo. Lo mismo ocurre cotidianamente en nuestras vidas, somos maestros encubiertos y sin intención. El mundo es un aula en el cual todos somos maestros (sin buscarlo) y alumnos (sin esperarlo).

¿Qué aprendizajes les dejo a ustedes nuestra famosa criada?

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[1] Cfr. TJ, Shviit 9:1,24b, TB Meguilá 18a, TB Nazir 3a, TB Rosh Hashaná 26b.

[2] Para más lecturas y otros puntos de vista sobre la historia ver: Zirndorf, H. Some Jewish Women pg. 153-ss. Swidler, L. Biblical Affirmations of Woman, pg. 106-ss. Bar-Ilan, M. Some Jewish Women in Antiquity, pg. 106. Ilan, T. Mine and Yours Are Hers: Retrieving Women’s History from Rabbinic Literature, pg. 104-ss.

[3] En las versiones paralelas de nuestra historia la misma también aparece para explicar un término en cuestión que aparecía en la Sugya talmúdica y que su sentido era desconocido.

[4] Los términos que se utilizan para describirla son los equivalentes Shifja y Amatá: שפחה של בית רבי – אמתא דבי רבי

[5] Para un análisis más profundo sobre está Sugya ver el libro del Prof. Shalom Ratzavi “Sijot Julin Batalmud Bavli”, pg. 123. http://www.daat.ac.il/chazal/maamar.asp?id=319 (hebreo). Ratzavi sugiere que la historia de TB Eruvin 53 está basada en la versión de nuestra historia del TJ donde se manifiesta el conocimiento de hebreo de la sirvienta de Rabí Iehuda HaNasi. Ratzavi sugiere sin embargo que la historia de Eruvin es una invención de un autor babilónico ya que cuando la sirvienta habla lo hace en arameo en oposición al hebreo.

[6] Aunque vale la pena notar que el redactor de esta historia nos hace un guiño literario al decir que los sabios decidieron ir a la “casa de Rabí” no específicamente a preguntarle a Rabí. Quizás ellos sabían que otros miembros, incluso la sierva del hogar, sabría desasnarlos. ונשאל לאילין דבית רבי (TJ Shviit 9:1, 24b) y אמרין ניסוק נישאול לבית ר’ (TJ, Megila 2:2, 19a)

[7] Si se preguntan que son las verdolagas no son los únicos. Su definición botánica es Portulaca oleracea. Es una planta anual con hojas pequeñas en forma de tallo. En algunas regiones se la come y en otras es considerada una maleza (no era así al parecer en la Tierra de Israel en el siglo III d.e.c.).

[8] En otras versiones él hombre estaba pelando las verdolagas.

[9] Isaías 14:23

[10] En la época de Rabí Iehuda HaNasi tres eran los idiomas de los judíos en la tierra de Israel: hebreo, arameo y griego. En varias oportunidades y en diversos contextos vemos que Rabí privilegia el uso del hebreo por sobre el arameo como lengua vernácula (TB Baba Kama 82b) y también para rezar (TB, Berajot 13a). En su casa también era permitido el uso del griego para poder comunicarse con los gobernantes locales (Toseftá, Sotá 15:8) ya que el griego en aquel entonces era todavía la lengua franca del imperio.

[11] Ver el artículo del Prof. Aharon Oppenheimer: Lashon HaMishnah VeIajaso Shel Rabi LeIvrit. Para más debate sobre el estatus del hebreo en la época de Rabí Iehuda HaNasi ver también: J, Yalon “Nimukim LeMishnaiot Menukadot”, Leshonenu 24 pg. 34-36 y M. Margaliot “LeSheelat Sfat Hadivur Bezman Beit Sheni uBetkufat HaMishna vehaTalmud”, ibid. Pg. 238-241.

[12] Proverbios 4:8

[13] Ver a modo de ejemplo la historia de Joni HaMeaguel (TB Taanit 23a) y la anécdota de Rabí Iosi (TB Meguilá 23a)

[14] Los educadores llaman a este proceso “educación informal” y nuestros maestros hace unos 1800 años eran conscientes del mismo pero no habían acuñado un término sino que lo hacían explícito a través de historias y fabulas.

One Comment

  • Estimado Uriel Una posible lectura de esta historia es que aprendemos de Dios por medio de sus sirvientes, es decir de aquellos que están brindando servicio a Dios en forma constante. Por el sólo hecho de estar cerca de Él se imbuyen de conocimiento. Saludos Luis

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