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En Pirkei Avot encontramos la siguiente enseñanza del sabio Shamai: “Fija momentos para el estudio de la Torá. Di poco y haz mucho. Y recibe a cada persona con un semblante agradable”. (1:15). Hay quienes hablan mucho y hacen poco pero existen también los que dicen poco pero hacen mucho. Abraham, nuestro patriarca, es el epitome en la tradición rabínica no solamente de aquel que recibe a cada persona con un semblante agradable, siendo el padre del mandamiento de Ajnasat Orjim (hospitalidad) sino también de aquel que habla poco pero hace mucho (ver Avot deRabi Natan, Ed. A, 15). Si leemos con detenimiento el texto en el cual él recibe a los tres forasteros se nos relata que al comienzo Abraham les ofrece un bocado de pan para que repongáis vuestras fuerzas” (Gen. 18:5). Sin embargo, al final no les trae solamente un poco de pan sino todo un banquete: ¡torta, carne, mantequilla, leche! (Ibid. 7-8). Seamos como Abraham, y sigamos el consejo de Shamai, hablemos poco y hagamos mucho. No llenemos al mundo de palabras sino de acciones.

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