שמא יאמר אדם בדעתו הואיל ובית שמיי מטמין ובית הלל מטהרין איש פל’ אוסר ואיש פל’ מתיר למה אני למד תורה מעתה ת»ל דברים הדברים אלה הדברים כל הדברים נתנו מרועה אחד אל אחד בראן פרנס אחד נתנן רבון כל המעשים ברוך הוא אמרו אף אתה עשה לבך חדרי חדרים והכניס בה דברי בית שמיי ודברי בית הלל דברי המטמאין ודברי המטהרין.
Quizás un hombre pueda pensar: “Si Beit Shamai declara algo impuro e Hilel lo declara puro, hay quienes prohíben y hay quienes permiten ¿Cómo puedo yo estudiar Torá de esta manera?”
Las escrituras dicen “Palabras… las Palabras… estas son las palabras” Toda estás palabras han sido dadas por un mismo pastor, un mismo Dios las creó, un solo proveedor nos la entregó, el Señor de todas las creaciones, el Santo, bendito él, las pronunció. Por lo cual tú debes formar en tu ser un corazón con múltiples habitaciones para traer dentro de ti las palabras de la casa de Shamai y las palabras de la casa de Hilel, las palabras de aquellos que declaran las cosas impuras y las palabras de aquellos que lo declaran puro. (Tosefta, Sota 7:12)
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Los sabios nos invitan a imaginar un judaísmo plural y unido, un judaísmo donde los diversos colores, diferentes visiones y practicas, puedan convivir juntas en un único hogar. El hogar del pueblo judío se encuentra en los corazones de cada judío. Y en cada uno de nuestros corazones tenemos que hacer lugar para la pluralidad de voces en la cual nuestra tradición se manifiesta. Tal como las palabras de Hilel y de Shamai debían estar en los corazones y en las mentes de nuestros antepasados, en nuestros corazones debemos dejar un lugar para el mundo mágico de la Kabala, para el fervor y la pasión jasídica, para el amor, el cuidado y el respeto de la tradición por parte de la ortodoxia, para la pasión intelectual y del estudio del movimiento conservador, para la compasión y la apertura del movimiento reformista. Y para las miles de facetas y dimensiones en las cuales el judaísmo se vive.
Los sabios nos invitan a soñar con una gran casa que se llame «Judaísmo», en la cual cada uno tenga su habitación. En su habitación cada uno pinta, lee, dibuja, escucha y vive su judaísmo como quiera. Sin embargo en los pasillos, al salir de nuestras habitaciones, nos encontramos, nos abrazamos y nos emocionamos juntos, sabiendo que todos somos parte del mismo pueblo, del mismo hogar. Y una vez por semana, cada Shabat, nos encontramos todos juntos en el comedor de aquel hogar para celebrar juntos el tiempo y la vida, y la posibilidad de vivir en un mismo hogar con múltiples habitaciones.
Muchas gracias Uriel, este post es especialmente bello.
Saludos y lehitraot Ma. Laura (Montevideo. Uruguay)